No voy a engañarte: encontrar el regalo perfecto para un adolescente —incluidos los míos— puede convertirse en un auténtico desafío. A veces solo quieren dinero o una tarjeta regalo para elegir por su cuenta. Pero cuando reciben algo que realmente les sorprende y les hace sentir que pensamos en ellos, esa sonrisa también es un regalo para nosotros.

La adolescencia es una etapa fascinante. Están construyendo su identidad, atentos a lo que pasa en el mundo, con ganas de vivir nuevas experiencias (¡conciertos!) y asumir responsabilidades (¡empezar a conducir!). Sus amistades cobran un valor enorme. También comienzan a interesarse por temas más profundos y a implicarse en su entorno con trabajos, voluntariados o causas sociales. Y aun así, en el fondo siguen teniendo esa parte infantil que disfruta con cosas simples y disparatadas, como volver a ver los dibujos animados que marcaban su infancia.